Kurama-ryū: La Tradición Marcial Oculta de Japón

Kurama-ryū (鞍馬流) es un arte marcial japonés envuelto en misterio y tradición, que ha perdurado a través de los siglos. Originario de las laderas del monte Kurama, este estilo es conocido por su enfoque único en la espiritualidad y la técnica, fusionando la práctica física con la meditación y la disciplina mental. A lo largo de este artículo, exploraremos la definición y origen de Kurama-ryū, sus fundadores, las escuelas que han influenciado su desarrollo, y cómo este arte ha evolucionado y se ha preservado hasta la actualidad, destacando su rica filosofía y las técnicas que lo caracterizan.

Kurama Ryu, más que un simple nombre dentro del amplio espectro de las artes marciales japonesas, representa una conexión profunda con la historia y las tradiciones que han modelado el Japón feudal y moderno. Originado en el sagrado Monte Kurama, este sistema marcial no es solo un conjunto de técnicas de combate, sino también un reflejo del patrimonio cultural japonés. Según registros del dojo Shuseikan, que actualmente preserva la enseñanza de Kurama Ryu, su nombre original completo es Kuramahachi Ryu, sugiriendo una relación intrínseca con Kyohachi Ryu. Este sistema engloba diversas disciplinas, entre ellas kenjutsu (el arte de la espada), sojutsu (lanza), bojutsu (bastón largo), y battojutsu (desenvainar la espada), con un énfasis particular en el kenjutsu que destaca su importancia dentro de las discusiones y prácticas relacionadas con Kyohachi Ryu.

Los Orígenes y la Evolución de Kurama Ryu

La génesis de Kurama Ryu es una narrativa que entrelaza leyendas y figuras históricas. Ono Shougen, un individuo que vivió entre 1573 y 1592, es mencionado como el originador de una versión específica de Kurama Ryu, denominada "Shougen Kurama Ryu" y "Kotengu Kurama Ryu". Esta narrativa se complementa con historias que atribuyen la creación de Kurama Ryu a Minamoto no Yoshitsune, una figura emblemática en la historia japonesa por su habilidad marcial y astucia estratégica. La versión de Kurama Ryu de Shougen destacó por su enfoque en el kenjutsu, sobreviviendo a través de 14 generaciones de maestros desde el tumultuoso período Sengoku hasta la era Meiji más estable.

Shibata Emori, nacido en 1849, es una figura clave en la continuidad de Kurama Ryu. Desde su infancia, Emori fue instruido en sojutsu por su padre, pero su encuentro con Kaneko Sukesaburou, el 14º sucesor de Kurama Ryu, marcó el comienzo de una nueva era. Bajo la tutela de Sukesaburou y su hijo, Emori se dedicó al estudio y perfeccionamiento de Kurama Ryu, obteniendo el menkyo kaiden (licencia completa) y eventualmente, siendo nombrado el 15º sucesor. Más allá de Kurama Ryu, Emori expandió su conocimiento en otras artes marciales y sirvió en el Rikigun (Ejército Imperial Japonés), participando en importantes conflictos como la Rebelión de Satsuma.

El  fundador  de Kurama-ryū está rodeado de misterio y leyendas, reflejando la naturaleza esotérica y profundamente espiritual de este arte marcial. Aunque los registros históricos son escasos, se cree que Kurama-ryū fue establecido por un monje guerrero o un samurái retirado que buscaba fusionar las técnicas marciales con prácticas espirituales profundas. Este fundador, cuya identidad puede variar según diferentes tradiciones orales, se dice que fue inspirado por las enseñanzas y la naturaleza sagrada del monte Kurama, un lugar conocido por su conexión con deidades y energías espirituales. A través de Kurama-ryū, buscaba no solo la eficacia en combate, sino también el desarrollo del carácter y la iluminación espiritual, estableciendo un legado que perdura en la actualidad.

La evolución de Kurama-ryū no puede ser comprendida sin reconocer las influencias de diversas escuelas que han marcado su desarrollo a lo largo de los siglos. Destacan principalmente dos tradiciones que han dejado una huella indeleble en su práctica y filosofía: Tenshin Shōden Katori Shintō-ryū y Kashima Shin-ryū . Ambas escuelas, con raíces profundas en la historia marcial japonesa, son renombradas por su enfoque integral que combina técnicas de combate con principios espirituales y estratégicos.

Tenshin Shōden Katori Shintō-ryū, considerada una de las más antiguas y prestigiosas escuelas de artes marciales en Japón, ha influenciado a Kurama-ryū en su metodología de entrenamiento y en la aplicación de estrategias de combate. Esta escuela enfatiza la importancia de la previsión y la adaptabilidad, principios que Kurama-ryū integra en su enseñanza para desarrollar combatientes no solo físicamente capaces sino también mentalmente agudos.

Por otro lado, Kashima Shin-ryū se destaca por su enfoque en el manejo de la espada y técnicas de desarme, junto con una profunda espiritualidad. La influencia de Kashima Shin-ryū en Kurama-ryū es evidente en su práctica de técnicas precisas y meditativas que buscan la armonía entre el cuerpo y el espíritu, reflejando la búsqueda de un camino marcial que trasciende el mero combate físico.

La fusión de estas influencias ha enriquecido a Kurama-ryū, dotándolo de una diversidad técnica y una profundidad filosófica que lo distinguen dentro del panorama de las artes marciales japonesas.

Los  periodos clave  en la historia de Kurama-ryū se extienden desde su fundación en el período Kamakura (1185-1333), un momento de  proliferación  de las artes marciales debido a las necesidades del conflicto y la consolidación de la clase guerrera samurái. Durante el período Muromachi (1336-1573), Kurama-ryū experimentó un  auge significativo , adaptándose y refinándose dentro de un contexto de guerra constante. La era Edo (1603-1868) marcó una  transformación , donde la paz relativa llevó a un enfoque en el perfeccionamiento y enseñanza de la técnica, y la espiritualidad del  bushido  se integró profundamente en su práctica. Estos periodos fueron fundamentales en la evolución de Kurama-ryū, reflejando los cambios en la sociedad japonesa y las necesidades de los guerreros de cada era.​​

Los conflictos y la estructura de la sociedad feudal japonesa jugaron un papel crucial en el desarrollo de Kurama-ryū, al requerir habilidades marciales no solo para la guerra sino también para la protección personal y la resolución de disputas.

La filosofía de Kurama-ryū se fundamenta en la búsqueda del equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu, una premisa esencial para alcanzar la plenitud tanto en la práctica marcial como en la vida cotidiana. Este estilo enfatiza la importancia de la  armonía interna  y la conexión con el universo, promoviendo valores como el respeto, la humildad, la paciencia y la perseverancia. En Kurama-ryū, el camino del guerrero no solo implica la preparación para el combate, sino también el desarrollo de un carácter íntegro y una profunda comprensión de la naturaleza humana y el mundo que nos rodea. Este enfoque holístico busca la perfección del carácter a través de la disciplina y la meditación, integrando los principios de  bushido  (el camino del guerrero) con una profunda espiritualidad.

Kurama-ryū enseña una gama de técnicas, desde maniobras básicas de esgrima y desarme hasta estrategias avanzadas de combate y control del adversario, todas diseñadas para maximizar la eficiencia y la eficacia.

El entrenamiento en Kurama-ryū es riguroso y holístico, enfocado en desarrollar no solo la habilidad física sino también la fortaleza mental y la percepción espiritual.

En la actualidad, Kurama Ryu sigue siendo preservado y enseñado en el dojo Shuseikan, ubicado en el Tokio moderno, bajo la guía de Shibata Akio, el 18º sucesor. Esta línea, conocida como la línea Shibata, es la única activa de Kurama Ryu, enfocándose no solo en la enseñanza de técnicas marciales tradicionales sino también en el kendo, el arte de la esgrima japonesa. El dojo ha ganado reconocimiento y respeto en el mundo del kendo, participando activamente en competiciones y demostraciones a nivel nacional e internacional. Shibata Akio, además, es miembro de la Nihon Kobudo Kyokai, una organización dedicada a la preservación de las artes marciales clásicas japonesas, destacando el compromiso del dojo Shuseikan con la promoción y difusión de Kurama Ryu.

A pesar de los vacíos en su historia documentada y los desafíos enfrentados a lo largo de los siglos, Kurama Ryu se mantiene como un testimonio viviente de la tradición marcial japonesa. La enseñanza oral y la práctica continua dentro de la familia Shibata han permitido que esta escuela no solo sobreviva sino también florezca en la era contemporánea. Kurama Ryu encarna la esencia de la perseverancia, la dedicación y el respeto por la historia, manteniendo viva una parte invaluable del patrimonio cultural japonés.

En la actualidad, Kurama Ryu sigue siendo preservado y enseñado en el dojo Shuseikan, ubicado en el Tokio moderno, bajo la guía de Shibata Akio, el 18º sucesor. Esta línea, conocida como la línea Shibata, es la única activa de Kurama Ryu, enfocándose no solo en la enseñanza de técnicas marciales tradicionales sino también en el kendo, el arte de la esgrima japonesa. El dojo ha ganado reconocimiento y respeto en el mundo del kendo, participando activamente en competiciones y demostraciones a nivel nacional e internacional. Shibata Akio, además, es miembro de la Nihon Kobudo Kyokai, una organización dedicada a la preservación de las artes marciales clásicas japonesas, destacando el compromiso del dojo Shuseikan con la promoción y difusión de Kurama Ryu.

Este análisis de Kurama-ryū revela la profundidad y la riqueza de un arte marcial que es tanto una disciplina física como una práctica espiritual, reflejando el legado de los guerreros japoneses y su búsqueda de armonía y maestría en el arte del combate.